viernes, 22 de marzo de 2013

Espectro atómico.

Cada átomo es capaz de emitir o absorber radiación electromagnética, aunque solamente en algunas frecuencias que son características propias de cada uno de los diferentes elementos químicos.

Si, mediante suministro de energía calorífica, se estimula un determinado elemento en su fase gaseosa, sus átomos emiten radiación en ciertas frecuencias del visible, que constituyen su espectro de emisión.

Si el mismo elemento, también en estado de gas, recibe radiación electromagnética, absorbe en ciertas frecuencias del visible, precisamente las mismas en las que emite cuando se estimula mediante calor. Este será su espectro de absorción.

Se cumple, así, la llamada Ley de Kirchoff, que nos indica que todo elemento absorbe radiación en las mismas longitudes de onda en las que la emite. Los espectros de absorción y de emisión resultan ser, pues, el negativo uno del otro.

Puesto que el espectro, tanto de emisión como de absorción, es característico de cada elemento, sirve para identificar cada uno de los elementos de la tabla periódica, por simple visualización y análisis de la posición de las líneas de absorción o emisión en su espectro.

Estas características se manifiestan ya se trate de un elemento puro o bien combinado con otros elementos, por lo que se obtiene un procedimiento bastante fiable de identificación.

Podemos, en definitiva, identificar la existencia de determinados elementos químicos en la composición de sistemas inaccesibles, como pueden ser objetos astronómicos, planetas, estrellas o sistemas estelares lejanos, aparte de que, también, y debido al Efecto Doppler-Fizeau, podemos establecer una componente de velocidad de acercamiento o alejamiento de nosotros.

viernes, 15 de marzo de 2013

¿Por qué se cambia el nombre a los papas?

Una vez aceptada la elección como papa por el hombre que reúne la mayoría de votos tras un cónclave, el cardenal decano siempre le pregunta cómo quiere ser llamado (Quomodo vis vocari?). El primer obispo de Roma que cambio su nombre fue Juan II, que se llamaba Mercurio, como el dios romano del comercio, y no lo consideró apropiado para un pontífice. Desde el siglo XI y hasta ahora solo dos papas han roto la tradición de adoptar un nombre como pontífices distinto al que se les impuso en el bautismo: Adriano VI y Marcelo II. Hasta hoy los nombres más usados han sido Juan (veintitrés papas), Gregorio (dieciséis papas), Benedicto (dieciséis), Clemente (catorce), Inocencio (trece), León (trece) y Pñio (doce). Entre los que no tienen nombre repetido están Cleto, Ceferino, Higinio, Lino, Pedro, Romano, Sabiniano y Zacarías.

En cuanto al nuevo papa, el Vaticano ha confirmado que su nombre es Francisco y no Francisco I, como se ha publicado en algunos medios. Aunque aún no ha precisado el motivo de la elección del nombre, todo apunta a que es una alusión a Francisco de Asís, fundador de la orden franciscana. Su vida destacó por su austeridad, razón por la que se le conoce como el santo de los pobres.

Narices

Hasta hace poco se pensaba que los senos maxilares, dos cavidades situadas a ambos lados de la nariz conocidos que cuando atrapan excesivas cantidades de moco causan infecciones como la sinusitis, no eran más que una reliquia "inútil" heredada de nuestros antepasados. Pero en la Universidad de Iowa (EE UU) acaban de identificar que juega un importante papel.

En concreto, tras estudiar los rostros de origen africano y europeo los científicos han concluido que estos senos han permitido que la nariz humana evolucione en cada país en función del clima para mejorar su función principal, que no es otra que es filtrar el aire para que sea lo más respirable posible. Así, en climas fríos la nariz ha evolucionado para ser cada vez más estrecha y alargada, que es la mejor opción para atrapar aire durante cierto tiempo y calentarlo y humedecerlo antes de que siga su camino hacia los pulmones. En climas cálidos, sin embargo, la nariz suele tener una forma ancha y corta, ya que el aire generalmente ya es caliente y húmedo, de modo que lo que interesa es dirigirlo hacia los pulmones lo más rápido posible. Eso explica por qué la nariz de los habitantes del norte de Europa es afilada, mientras que la de los africanos suele ser bastante más grande pero aplanada.

Por otro lado, usando un escáner de tomografía computerizada los científicos comprobaron que los senos maxilares de los europeos suelen ser un 36% mayores que las de los norteafricanos. La explicación: cuanto más estrecha y puntiaguda es la nariz, más espacio queda "disponible" para los senos maxilares. Dicho de otro modo, estas cavidades permiten que la nariz evolucione cómodamente para adaptarse a las circunstancias sin alterar ningún otro elemento de nuestra anatomía facial, tal y como concluyen los investigadores en la revista especializada 'The Anatomical Record'.

viernes, 8 de marzo de 2013

Tierra mojada.

La responsable del agradable olor a tierra mojada que solemos percibir tras la lluvia es una bacteria inofensiva llamada Streptomyces coelicolor. Este microbio, productor de esporas, se encuentra en la mayoría de los suelos y produce una sustancia llamada geosmina, palabra de origen griego que significa “aroma de la tierra”. Aunque quizás este olor no sea más que anecdótico y evocador para los seres humanos, para los camellos puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Y es que los científicos sospechan que esta molécula es detectada por sus receptores olfativos cuando estos animales viajan por el desierto, indicándoles que hay agua cerca. De confirmarse, explicaría por qué los camellos del desierto del Gobi son capaces de encontrar agua a más de 80 kilómetros de distancia.


El genoma de Streptomyces coelicolor fue secuenciado en 2001 y sus casi 8.000 genes fueron publicados en la revista Nature.