
Uno de los posibles orígenes de la expresión, según los expertos, habría que buscarlo en cómo el siglo pasado el famoso gánster Al Capone decidió instalar una cadena de lavanderías que permitían a los mafiosos "lavar" el dinero de su pasado criminal para invertirlo en negocios legales (al menos en apariencia) y hacerlos pasar por beneficios obtenidos en las lavanderías. Así se habría empezado a hablar de "blanqueo de capitales" para designar las estrategias mediante las cuales el "dinero negro" (procedente de actividades comerciales legales pero que eluden las obligaciones fiscales) y el "dinero sucio" (dinero procedente de actividades delictivas) se convertían en "dinero blanco".
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